Hoy me ha tocado aprender que no hay que tener miedo. Al futuro.
No tengo miedo al futuro. Me precipito y salto al vacío. Luego me calmo y me pongo a buscarme. Con calma y con alma.
No tengo miedo al futuro pero ni tanto ni tan poco. Siempre viene bien andar con pies de plomo, así que miraré de reojo a eso que pasará mañana, que es misterioso y a veces engañoso. Lo curioso es que esto no es como si lees la última frase del libro antes incluso de haberlo empezado, porque el libro ya está escrito.
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1 comentario:
Tú. :)
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